A
mí me había ido muy bien en Técnicas de Presentación, incluso yo llegué a ser
una de las mejores en clase. Disfrutaba y me divertía, a pesar que no dormía, puse
todo mi empeño para no fallar.
En
Fundamentos del Diseño I, por alguna
extraña razón, ya no fue lo mismo. Todo cambió en la materia y por supuesto la
licenciada exigía más. No sabía qué pasaba conmigo, sabía que tenía la
capacidad para hacer las cosas bien ¿por qué no trabajaba bien?
Ella no era la misma que conocí en primer
ciclo: aquella maestra que te daba críticas duras y te hacía sentir mal, pero que
te motivaba a seguir trabajando. En Fundamentos I ella era más tajante, ella
esperaba que ya supiéramos las cosas. No era masoquismo, pero siempre esperaba
su crítica cruel, que en cierta forma me inspiraba a seguir dando más de mí.
Siempre
que hacia algo que no me gustaba, era algo inconsciente, que lo hacía sin
pensarlo ni analizarlo. Ya no daba esa misma calidad de trabajo que antes solía
darle en Técnicas de Presentación.
Estaba
desmotivada por completo. La catedrática me recordaba: “Grecia: usted puede, no
sé qué es lo que le pasa”. Entonces ¿Qué me estaba pasando? Mis trabajos no eran igual, la verdad ya no
sabía qué hacer era mi peor materia y para mi desgracia, como imaginarán,
reprobé la materia. Tiempo después hable con ella. Me dijo que yo tenía que
sentir el “golpe” de reprobar, que reaccionara. A pesar de mis buenas ideas y
de mi capacidad, nunca me esforcé en darle esa calidad que antes solía darle.
Al final tuvo mucha razón.
Aún sigo pensando en las cosas que pude haber hecho mejor. Lo
que ahora tengo de mi parte es la motivación de antes.
Por: Grecia Meléndez
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